Dentro del Jardín Botánico Municipal, uno de los rincones más queridos por los visitantes es la plaza dedicada al Escudo Cruceño, un espacio que combina historia, identidad y naturaleza. Este escudo, emblema oficial de Santa Cruz de la Sierra desde el periodo colonial, fue construido en el Jardín como un homenaje visible y permanente a las raíces y al orgullo cruceño.
El Escudo Cruceño nació en el siglo XVI, durante la época en que Santa Cruz de la Sierra formaba parte de los territorios del Reyno de España. Su diseño reúne elementos que todavía hoy representan la esencia del pueblo cruceño:
Este escudo no sólo aparece en documentos oficiales: también vive en la memoria colectiva, en la arquitectura, en las fiestas cívicas y ahora, de manera especial, en el paisaje del Jardín Botánico.
La construcción del Escudo Cruceño dentro del Jardín Botánico fue impulsada a partir de 1986 por Germán Coimbra Sáenz, refundador y primer Jefe del entonces Departamento del Jardín Botánico Municipal.
Coimbra decidió levantar este espacio simbólico porque el Jardín Botánico —decía él— “pertenece a Santa Cruz, y debe reflejar su alma”.
Inspirado en una placa recordatoria colocada sobre un pilar en el Primer Jardín Botánico, donde ahora están las cabañas del río Piraí, Coimbra trasladó la idea al nuevo Jardín Botánico y le dio forma propia: una plaza amplia, abierta, rodeada de árboles nativos y diseñada para que los visitantes se sientan dentro de un escudo vivo, integrado al entorno natural.
Hoy, el Escudo Cruceño no es solo un atractivo visual en el Jardín Botánico Municipal.
En cada visita, este símbolo recuerda que el Jardín Botánico no solo conserva plantas: también protege la memoria y el espíritu cruceño.